domingo, 30 de enero de 2011

Ellos sí saben... de economía.

Desde el asesinato de Madero, todo empezó a hacerse con los pies y pensando solamente en el beneficio personal de aquellos que iban tumbando a otros para sentarse en la silla presidencial.  


Los bancos extranjeros, acostumbrados como estaban a tratar con un México que pagaba puntualmente sus deudas bajo el llamado Porfiriato, continuaron por algún tiempo, soltándoles dinero a los  gobiernos post-revolucionarios encabezados por militares,- militares de la época en que hubo más generales que tropas- que se lo gastaron en enfrentamientos armados y festejos por las victorias y derrotas obtenidas.  Ya para 1914, México tenía una deuda pública de alrededor de 600 millones de dólares según datos que han aportado los acreedores de aquella época.

Como continuamente se cambiaba el presidente, según quien ganara alguna batalla; los acreedores no podían cobrar, por lo que urgían a los países y sobre todo al gobierno de E.U. para que fuera reconocido oficialmente alguno de tantos gobiernos y poder oficializar el cobro. Gracias a las gestiones hechas por los acreedores, fué reconocido finalmente el gobierno encabezado por el Gral. Obregón y a cambio, éste, ya como presidente, tuvo que reconocer la duda y aceptar el pago de la misma en PESOS PLATA, además de que  comprometió la renta petrolera de los siguientes años como garantía. Para los años 30's México nuevamente no pudo pagar sus deudas y según consta, no pagó durante toda una década, de 1930 a 1940. Claro, eran los tiempos del atole del nacionalismo más acendrado. El atolito con el dedo fue: Todo se hace por el bienestar de los mexicanos. (Recordarán que del 1934 a 1940 gobernó Lázaro Cárdenas, icono de los priístas y que merece una entrada aparte por la inmensa cantidad de atole suministrada a los mexicanos en ése período de socialdemocracia, no se les olvide la palabrita).  

Nuevamente, presiones de cobro a los morosos  que ahora le llaman reestructuración de la deuda y que todos sabemos,   son una exposición pública del deudor que ocasionaría   vergüenza a quien la tuviera se volvieron costumbre.  La etiqueta de morosos y malos para pagar,  no se la quitaron a México hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando a cambio de cooperar con Estados Unidos y los aliados, se hizo una rebaja sustancial a la deuda y a los intereses que se habían acumulado.  Se condicionó tal  beneficio, a una estricta supervisión norteamericana en el manejo de las finanzas mexicanas y al acceso y uso de puertos y pistas de aterrizaje en territorio mexicano, así como también, al papel que debía representar México ante el resto de Latinoamérica, teniendo  la obligación de cabildear el  apoyo de los países latinoamericanos para la causa de los aliados.  Esa permisividad priísta que rayó en indigna sumisión sobre nuestra soberanía, los que se abanderan con la Doctrina Estrada, no la mencionan cuando hablan de que "saben gobernar".  El atole: "cumplimos con nuestra responsabilidad internacional en tiempos difíciles para la humanidad". 

El período de 1946-1962, es el que los priístas presumen como "el período exitoso de México" y corresponde al período de estricta supervisión norteamericana acordada durante la Segunda Guerra Mundial. Como siempre, saludando con sombrero ajeno, como siempre, tergiversando los hechos para seguir dando atole con el dedo. No obstante tanta presunción de éxito, en 1954 hubo una gran devaluación del Peso y el Banco Mundial suspendió los créditos a México y nuevamente estuvimos en la lista negra de incumplidos. El atole administrado entonces, se llamó: "desarrollo estabilizador".  

Para poder progresar en el México priísta, se necesitaba tener "buenas relaciones" con el régimen. "A mis amigos todo, a los demás, la ley", la frase favorita del régimen priísta, en boca de Gustavo Díaz Ordaz, el autor entre otras cosas, de las sucesos en Tlaltelolco en 1968.  De ésa buena amistad, empresrios cercanos al partido, obtenían permiso para hacer prácticamente cualquier tipo de transa. Empresarios que compraban bancos y bancos que compraban empresas y todo quedaba en familia.  Los honrados funcionarios recibían su parte y el resto de las ganancias...para el extranjero.  El atole de ése tiempo era que "la economía mexicana era capaz de autofinanciarse". No se explica como eran capaces de decir ésto, si enormes cantidades de dinero se iban a bancos extranjeros.

Bajo Luis Echeverría, los bancos privados, así como los bancos del gobierno (Banobras, Nacional Financiera, Banrural, etc.) pedían dinero prestado al FMI, BID, Banco Mundial, así como a EximBank del gobierno de Estados Unidos que cobraban en ésa época intereses bajos, para hacer préstamos en México a interés elevado. Como el gobierno de México no podía directamente pedir prestado debido a su enorme deuda exterior, las empresas paraestatales como PEMEX y CFE, sirvieron de pantalla y se endeudaron para prestarle al gobierno, convirtiéndose en la caja chica. El gobierno podía así, disponer de dinero que nunca pasó por las vías normales de aprobación de presupuesto por los diputados, y por tanto,  nunca se sabrá cómo ni en qué se utilizó.  ¿Más atolito?

En 1972 empieza lo peor. Según cifras oficiales que nunca han estado cerca de la realidad, México debía 7,000 MMD (Miles de Millones de Dólares), en 1974, ya eran 14,000 MMD y en el período del presidente que prometió "defender el Peso como un perro" José López Portillo, se acumuló una deuda que rebasaba los 82,000 MMD. ¿Para qué tanta deuda?  pues para sostener un ficticio crecimiento económico y sostener la expansión del corporativismo de las empresas estatales  "administradas" por allegados al régimen sin ninguna capacidad administrativa pero muy "apegados a los ideales de la robolucion".  


El atole fué: "un histórico crecimiento económico". Lo que no aclararon fué si se trataba del crecimiento de sus cuentas bancarias.  Todo ésto, sin contar todavía con el robo descarado que se le hizo al pueblo de México al nacionalizar la banca y al expropiar  (robar) las cuentas en dólares de cuenta-habientes mexicanos por una suma mayor a los 6,000 millones de dólares . 
 Obviamente, los capitales extranjeros y mexicanos, salieron huyendo del país.

Bajo el mandato de Miguel de la Madrid Hurtado, para pagar las deudas contraídas por su antecesor, se aplicaron medidas económicas liberales impuestas por los bancos acreedores (BM; FMI,BID, etc.) que si bien, sirvieron para ir pagando la deuda, no alcanzaron para poder invertir en el país. Los ingresos derivados de la venta de petróleo, se destinaron íntegros al pago de la deuda. Este presidente, no dejó pasar la oportunidad de demostrar su habilidad financiera  y destinó el dinero recaudado de los impuestos para rescatar empresas privadas. Sin ninguna consideración, los impuestos del trabajador fueron para los empresarios que irresponsablemente se habían endeudado bajo el influjo de la borrachera jolopista.  ¿El Atole? "tenemos que ayudarlos para que le paguen a sus pobres empleados".   Posición muy privilegiada la del trabajador bajo éste sexenio, pagarle a sus empleadores para ver si les dejan conservar el empleo. 


Pero no paró ahí. Como la Banca estaba recién estatizada o mejor dicho, apropiada por el gobierno, MMH dispuso del crédito que ésta tenía para emitir deuda interna (pedir prestado a particulares) con tasas de interés a pagar irrazonablemente altas. Muchos de los reconocidos multimillonarios mexicanos actuales lograron serlo gracias a las dotes administrativas características de los presidentes del jurásico tricolor. Jamás sabremos a cuanto ascendió la deuda real, pero ahora sí sabemos que se tenían que pagar 14,400 MMD anuales ¡sólo por concepto de intereses! Es obvio suponer que no se gastó en infraestructura, en salud, en servicios al ciudadano.


Menos mal que SIEMPRE han estado defendiendo los intereses de los más necesitados. ¿Se imagina si no hubieran sido nuestros defensores?

La pesadilla siguió con Salinas de Gortari. A éste ya todos  lo conocen. Las transas financieras utilizadas en ése sexenio parecería que fueron muy complejas y sofisticadas, pero poniéndolas en palabras entendibles por todos, se usaron medidas neoliberales para atraer dinero a México, pero se usaron las viejas mañas para repartírselo entre ellos. La Bolsa Mexicana de Valores  tenía inversores y grandes capitales de origen dudoso.  A pesar de la entrada de dinero y de la actividad de la BMV, la deuda de México en 1994 era superior a 122,000MMD.   El atole salinista: "pronto dejaremos de ser un país tercermundista".  Tal vez su intención era hacernos quintomundistas. 


Zedillo medio trató de enderezar el barco, pero la realidad, es que recibió un gobierno con una deuda GIGANTESCA que a diferencia de las anteriores crisis, ésta tenía que ser pagada a CORTO PLAZO. En pocas palabras, estábamos como al principio del priato, con una enorme deuda vencida y que no teníamos con que pagar... ¿qué le quedaba por hacer a Zedillo? Pues lo que ya se había hecho antes, tantas y repetidas veces y sin vergüenza alguna: pedirle a los gringos.  

 Nuevamente, la soberanía se comprometió, pues con tal de recibir la ayuda, se acordó: 

 de manera irrevocable que el gobierno de México se sometía a la jurisdicción exclusiva de la Corte del Distrito de los Estados Unidos localizado en el Distrito de Manhattan, Nueva York, renunciando a cualquier otro tribunal. Por si ello fuera poco, se obligaba a México a renunciar a cláusulas claves respecto a la inmunidad del embargo precautorio incluidas en el Código de los Estados Unidos. 

Como lo documentan estudios que se han realizado por diferentes investigadores, DESDE sus inicios, ya sea  como PNR, PRM o PRI, se han caracterizado por no saber manejar las finanzas públicas como no sea a su favor. Y es que éso de administrar pensando en los mexicanos, a los priístas nomás no se les dá. Lo de ellos, lo de ellos, es dar atole con el dedo. ¡Eso sí que han sabido hacerlo!  En cada sexenio, endeudarse hasta las cachas, total, ahí está el pueblo que pague.


Como la mayoría de los mexicanos, yo también he padecido  los efectos, pero desconocía los detalles de tanta "pericia administrativa" a la que nos han expuesto los que dicen -y lo peor es que se lo creen- que saben gobernar.


Entre varios artículos de estudios que se han publicado sobre el tema, destaca  por su claridad para los que no conocemos la terminología financiera, el titulado Antecedentes: La deuda externa de México desde la Revolución 1910-1920 hasta la Segunda Guerra Mundial que consta de dos partes, la segunda va desde la Segunda Guerra Mundial hasta el 2000. 
A mí no me lo crea, aquí le hago el resumen, pero puede leerlo completo en:


Si el enlace no le funciona, busque ahí mismo deuda externa de México. 

  También, hay innumerables artículos bien documentados en páginas como Asuntos Capitales y Contrapeso, entre otras muchas.


¿Qué queda decir después de conocer éstos datos?


Gracias a Dios, y a nuestra entereza y capacidad de tolerancia ante tanta adversidad,   ¡SOBREVIVIMOS!


La gran pregunta es ¿quien se anima o se atreve a volver a ser "gobernado" por ellos?


¡Conmigo no cuenten!

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